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OP: La Trampa de Kindleberger: Un Juego de Ajedrez Global

Autor: Andrea Joan Maradiaga


La "Trampa de Kindleberger" se presenta cuando no existe una potencia global dispuesta o capaz de asumir el liderazgo internacional necesario para mantener el orden económico y político mundial. Un claro ejemplo de esto ocurrió durante la Gran Depresión, cuando la falta de un líder global, tras el declive del Reino Unido y antes del ascenso de EE.UU., agravó la crisis.


Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos asumió el rol de potencia

hegemónica en la sociedad internacional, tomando la responsabilidad de proporcionar bienes públicos globales como estabilidad financiera, seguridad, comercio abierto, entre otros, para mantener el orden mundial.


Sin embargo, tras la toma de posesión de Donald Trump, EE.UU. comenzó a aplicar la "Trampa de Kindleberger", mostrando señales de repliegue y una reducción de su compromiso internacional. Mientras tanto, potencias emergentes como China han aumentado su influencia global, pero no han asumido el liderazgo necesario para sustituir a EE.UU. en el escenario internacional.


Cuando ninguna potencia mundial está dispuesta o es capaz de tomar el rol de líder global, se genera un vacío de poder que puede tener consecuencias negativas para la estabilidad internacional. Este vacío abre el camino para conflictos regionales y globales, como la crisis entre Israel e Irán, donde la falta de un liderazgo claro aumenta el riesgo de escalada y desorden. En este contexto, las organizaciones internacionales tradicionales, como la OTAN o el G7, podrían enfrentarse a una fragmentación o debilitamiento, lo que agrava aún más la situación.


Aunque actualmente la "Trampa de Kindleberger" parece haber retirado a EE.UU. de su rol de liderazgo global, es poco probable que el país permita que otro Estado asuma ese papel en los asuntos internacionales. De hecho, es posible que EE.UU. esté utilizando la trampa de manera estratégica para crear un vacío de poder, permitiendo que potencias como China y Rusia intenten llenar ese espacio y enfrenten sus propios desafíos y limitaciones. En lugar de liderar directamente, EE.UU. podría estar fomentando un caos controlado, donde sus rivales se desgasten, mientras refuerza sus alianzas selectivas y su soft power (cultura, tecnología, economía), manteniendo influencia sin involucrarse en todos los frentes. Así, EE.UU. ganaría tiempo para reorganizarse y reaparecer más fuerte, en una posición global más ventajosa cuando sus competidores hayan fracasado o se hayan debilitado.


Este enfoque podría ser comparado con un juego de ajedrez estratégico, en el que la paciencia y el repliegue temporal son elementos clave para recuperar el liderazgo de manera más favorable, al menor costo posible. EE.UU. no tiene que liderar todos los frentes globales para mantener su influencia, sino que podría estar utilizando el vacío de poder para reforzar su posición sin incurrir en los altos costos de la competencia directa.


Este enfoque refuerza la idea de que EE.UU. no está fuera de la competencia global, sino que está jugando un juego estratégico para posicionarse en el futuro y mantener su supremacía sin tener que involucrarse en todos los frentes. Al crear un vacío de poder, EE.UU. permite que sus rivales se desgasten y, eventualmente, retorne al liderazgo cuando la situación global se haya reconfigurado a su favor.



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